Masturbación mortalmente creativa.

Todos conocemos los innumerables beneficios de la masturbación. Además de ayudarnos a conocer mejor nuestra sexualidad, estar más en armonía con nuestro propio cuerpo y liberar estrés, tiene otras muchas ventajas:

Estudios demuestran que un hombre que eyacula por lo menos cinco veces por semana tiene un tercio menos de probabilidades de padecer cáncer de próstata. 

Con el paso de los años vamos perdiendo tono muscular y no sólo en los músculos visible. La masturbación potencia los músculos del suelo pélvico ayudando a prevenir la disfunción eréctil y la incontinencia. 

Hay millones de ventajas más, pero, al igual que se apoya el sexo seguro hay que tener en cuenta que la masturbación; algo tan sencillo y realmente algo que se hacer por instinto, puede convertirse en una pesadilla. 

La imaginación es un elemento crucial a la hora de masturbarnos, pero con imaginación sana. Todos hemos oído hablar alguna vez de chicos que usan aspiradoras, chicas que utilizan elementos fálicos como zanahorias, pepinos y demás útiles caseros para este fin. Pero realmente hay verdaderos ejemplos extremos: 

Uno de ellos es el de una mujer de veintidós años de Main (EEUU). La mujer utilizó una langosta viva para masturbarse introduciéndose la cola del animal en la vagina. A los dos días la mujer falleció teniendo entre sus piernas un criadero de los susodichos crustáceos. 

Otro de los ejemplos más dispares es el de un hombre de treinta y cinco años de Suecia que falleció al intentar masturbarse con un nido de abejas. Un claro ejemplo de cómo el típico "melón caliente" es sustituído por algo más "emocionante". Ante la intromisión en su hogar los animalitos atacaron al intruso propiciándole ciento cuarenta y séis picaduras, cincuenta y cuatro de las cuales fueron en los genitales. 

Cómo estos hay cientos de ejemplos más. Por eso hay que recordar siempre algunas nociones básicas a la hora de la masturbación, cómo que tenemos a nuestra disposición miles de juguetes creados y pensados para el fin de la auto-satisfacción, el insignificante mantenimiento que éstos requieren y sobre todo la higiene.